jueves, 26 de julio de 2007

El día del amigo lunar

Hay algo que no está bien con el día del amigo. Algo que no me cierra del todo y me hace despreciar un día tán noble. Partiendo de la base de que es, al igual que el día de la madre, del padre, del niño y del arquero, una celebración comercial. Pero eso está asumido en todas las fechas que se instauran en honor a algo por lo tanto no es lo que esencialmente me molesta del 20 de julio de cada año.
En un país como este donde el amiguismo es tán importante -sobre todo donde hay algo ilegal de por medio- no sería de extrañar que esta celebración haya nacido aquí mismo.

Para ser más exacto, en 1968 el doctor en odontología y profesor de historia y ética Enrique Febbraro tuvo la ocurrencia de que tendría que existir un día que recuerde la amistad entre las personas. Claro... ¿pero qué día? ¿Con qué justificativo? El tordo decidió que sería en la fecha de la llegada de la misión Apollo 11 a la luna. Cuando escuchó la frase "un pequeño paso para el hombre y un gran salto para la humanidad", el doctor interpretó que eso era un gesto de amistad (¿?) y ahí decidió que ese sería el gran día. Para que sea reconocido aún internacionalmente, mandó mil cartas a cien países y recibió setecientas respuestas. Nada mal. A partir de 1969, quedó instituído el día del amigo.

Bien, ya arrancamos mal. La llegada del Apollo 11 a la luna no es mas que la ventaja tangible que le sacó Estados Unidos a la Unión Soviética en la carrera espacial. De amistad, nada. Ni siquiera es algo que haya tenido que ver con nosotros, aunque es válido teniendo en cuenta de la importancia global del hecho y la idea de Febbraro de hacer que el día del amigo sea mundial. De todas formas, no me convence la relación entre la amistad y la llegada del hombre a la luna. Si hubieran llegado los rusos, ¿hubiera sido igual?. En Chile se celebra en octubre y aún no sé a qué se debe en su caso. Cuando me entere, también me voy a quejar.

De todas formas, los argentinos tenemos una gran tendencia a globalizarnos con cualquier pelotudez, sobre todo si eso implica ponerse en pedo o morfar hasta dañar el aparato digestivo. No importa si es el día de San Patricio, Halloween o un after hour; no importa si viene de adentro o de afuera, allí estaremos para acatar cualquier celebración que nos impongan los medios para que otros se llenen de plata. Mas aún, a partir de la década del '90 muchas de estas celebraciones tomaron una importancia nunca vista y una de ellas es el día del amigo. Aunque existe desde 1969, se le empezó a prestar atención en estos últimos años.

Sin esperársela, los dueños de bares y restoranes de toda calaña se encontraron con que al menos un día al año, iban a tener con toda seguridad el boliche lleno hasta el reviente. De repente, es como si por una noche colapsara la infraestructura de la farra en la ciudad. Hay que sacar reserva hasta para ir al bolichongo más mugriento, no hay taxis y los celulares se niegan a comunicarse. Todo el mundo se siente en la obligación de reunirse con alguien. Es como si se desatara una locura general para salir con algún amigo, solamente para sentirse parte de la humanidad o al menos, no sentirse una persona deprimente que no tiene amigos para salir en una fecha de tal importancia.

Llega el día, tenés la suerte de tener amigos con quienes estar y encima, consiguieron lugar en el restaurante donde querían ir gracias a que algún boludo amigo tuyo reservó una mesa una semana antes como si se tratara de un casamiento. Todo está encarrilado. De repente, consultás el e-mail y te llega una catarata de mensajes. La mayoría, tarjetas electrónicas que se envían masivamente con una especie de texto genérico deseando felicidad perpetua a los amigos de quién la envía. Por medio segundo te sentís querido, hasta que reflexionás que ese mail se mandó como un trámite a todos al mismo tiempo con el mismo mensaje. No tiene nada de personal. No tiene nada de especial. No es mas que spam conmemorativo. Encima, te enviaron un montón. Las tarjetas son casi todas del mismo sitio, así que ya te conocés todas las animaciones de memoria y no te bancás más la musiquita midi horrible que tienen. El texto elegido es alguna frase o poesía pelotuda y cursi sacada de algún libro o tarjeta de cartulina sobre la amistad. Lo más probable, es que los borres todos sin abrirlos. Al menos, quienes las envían cumplieron con el ritual y ya se sienten tranquilos. Tal vez, no te den pelota en todo el año y aparezcan solamente en esta fecha para joder con la tarjetita. Gente formal, eso si.

Otros tienen un sentido más actual de la tecnología, el e-mail es para la gilada, la onda es mandar mensajitos por celular. El moderno envía un sms distribuido a todos los amigos que tiene en la agenda de su teléfono, pero el mensaje es más simple que el que se manda por e-mail porque da laburo escribirlo. Generalmente, algo así como "Feliz día del amigo" o "Amigo feliz día!" o algo parecido agregando y/o cambiando de lugar alguna que otra palabra mas. Es todavía más intrascendente e impersonal que el que se envía por e-mail. De esa forma, en un par de minutos, nuestro amigazo se saca de encima este trámite. Cada uno manda su mensaje a diez o quince destinatarios de una sola vez, colapsando la red. Vos necesitás mandar uno para algo importante y resulta que llega al otro día, generándote un perjuicio seguramente irreparable.

Mientras vas borrando los mails y los sms de tu celular a medida que van llegando, abrís el MSN. Todos en su nick tienen algo relacionado a la amistad. Vos no ponés nada y te preguntás si te van a considerar un renegado social o simplemente un forro. Aparece alguna de esas personas con las que tenés un diálogo mínimo, pero está en tu lista de contactos hace mucho tiempo. No hay relación directa, pero se podría decir que hay una indirecta. Ahí el culo se te llena de preguntas. ¿Lo saludo o me hago el boludo y espero que me salude él? ¿Si lo saludo, le digo feliz día del amigo o quedo como un desubicado? ¿Si me habla y no me dice feliz día del amigo asumo definitivamente que no me considera su amigo? ¿Y si me lo dice, el desubicado es él?. Al final, decidís saludarlo, pero no decir nada. Le ponés "hola, cómo andás?" y él te contesta "hola! feliz día del amigo!". Te hizo quedar como una mierda.

Al fin llega la noche. Luego de un arduo día de trabajo, te das una ducha y te cambiás para salir y encontrarte con tus queridos amigos. Llegás al lugar y está lleno hasta las pelotas. No podés encontrar tu mesa y para colmo llegaste primero, así que después de recorrer cinco veces el salón de lado a lado, una moza que está podrida de verte caminar como un estúpido haciendo slalom entre la gente y las sillas se apiada y te indica lo que debiste haber preguntado al llegar. Así, podés ubicar la mesa y comprobás con horror que está en un rincón, aprisionada entre una pared y otra mesa con veinticinco comensales. Justo en ese rincón no hay ventilación y de hecho, no lo solían usar porque la municipalidad lo prohibe, pero hay tanta gente que agregaron mesas así que no sólo te toca el peor lugar sino que además, las mesas están pegadas y no podés sentarte ni pararte sin chocar con el respaldo al tipo que está de espaldas a vos en la mesa de al lado.

Estás solo, sentado en una mesa reservada para diez personas y tus amigos tardan en llegar. Parecés un punto blanco en medio de un hormiguero y los mozos ya se plantean un plazo para empezar a sacarte sillas y en lo posible, echarte a patadas en el culo por desperdiciar una reserva tán codiciada. Por suerte, caen todos juntos y cuando ya se sentaron, notás que a pesar de haber llegado primero, elegiste el peor lugar arrinconado contra una pared y la otra mesa. Y la noche recién empieza...

Después de haber tenido que esperar muchísimo para que te traigan la comida, revolcarte por debajo de la mesa para poder ir al baño y escuchar más a tus vecinos comensales que a tus propios amigos por el apiñamiento de gente, te volvés a tu casa pensando en cuánto mejor lo hubieras pasado si hubieran hecho lo mismo veinticuatro horas antes, por iniciativa propia y ganas real de encontrarse en lugar de verse obligados porque hace casi cuarenta años llegó el hombre a la luna.

Dicho de esta forma... suena un tanto ridículo. Pero que conste que no fue mi intención.

¡Feliz día del amigo! (atrasado)

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