lunes, 4 de febrero de 2008

Una de Buenos y Malos

Viendo televisión o escuchando radio, uno tiene la sensación de ver casi permanentemente una bajada de línea de ideologías enfrentadas. En realidad, es mucho mas que una sensación. Los medios están plagados de gente que pugna por impulsar hacia el público las ideologías con las que simpatizan ya sea por convicción o conveniencia, como si fueran cruzados que usan los medios para evangelizar en lugar de ser comunicadores imparciales (que es lo que deberían ser).

De un lado, está la izquierda. Humanistas, inclusivos, tolerantes, igualitaristas, afectos a todas las causas nobles y a la corrección política. Denuncian todo atisbo de censura y repudian el accionar de Estados Unidos, haga lo que haga. Están en contra de la contaminación, los gases invernadero, las matanzas de ballenas, la discriminación, la homofobia, la xenofobia y el antisemitismo. No dudan en señalar y repudiar a viva voz a quién piense de otra forma. Imaginan una aureola blanca flotando sobre sus cráneos. Se horrorizan con Radio 10 y canal 9. Sus enemigos declarados son los fachos y los nazis.

Del otro lado, está la derecha. Monetaristas, católicos en su mayoría. Repudian las dictaduras, salvo que se trate de una guerra contra guerrilleros de izquierda. Son clasistas y consideran que hay gente inferior y superior. Cuanto mas oscura sea la piel, más chances hay de ser personal doméstico. Ven a Estados Unidos como el faro de la libertad que lucha incansablemente contra los dictadores comunistas que asolaron al mundo, como Stalin, Mao o Fidel Castro. Creen que hay que asesinar sin piedad a los delincuentes y reprimir a todo aquel que altere el orden establecido para expresar su descontento. Aseguran que el calentamiento global es una gran mentira. Son la gente mala que corre tras el poder pisoteando a quién se interponga en su camino. Sus enemigos declarados son los zurditos, bolches y comunistas.

Puede ser que haya sido un tanto irónico en la descripción, pero creo que no es del todo desacertada. Por supuesto, solamente se trata de un análisis superficial y no es por eso que decidí escribir esta nota. La idea es demostrar que la gente buena no es tan buena y la gente mala no es tan mala. A pesar de parecer totalmente opuestos, son prácticamente iguales. A continuación, voy a detallar y analizar una serie de eventos reales que demuestran que las ideologías no son mas que instrumentos para personas que no están en condiciones de razonar.

Muerte Gratis
Situación 1:
Julio Oscar Serdán era suboficial auxiliar de la policía federal y trabajaba en la comisaría segunda. El 19 de abril de 2007 cumplía un servicio adicional y estaba vigilando la esquina de Av. Córdoba y Palestina. Vio que dos motochorros asaltaban a un hombre que salía del banco francés, les dio la voz de alto, pero ellos inmediatamente comenzaron a disparar a quemarropa dándole varios tiros en el abdomen y el pecho. Al día siguiente, a la edad de 50 años, falleció en el hospital italiano.
Es posible que muchos de ustedes recién se enteren de este hecho, ya que los medios lo informaron muy sintéticamente. Ningún periodista sensible y progre se indignó por el hecho. No se escucharon voces de lamento ni condolencias para los familiares del fallecido. No hubo ninguna marcha de repudio a la violencia. Ningún centro de estudiantes de ninguna universidad pública organizó un acto. Claro, era policía. Por supuesto, quienes se indignaron y dejaron su afecto a la familia de Serdán fueron los periodistas de derecha, que no desperdiciaron otra gran ocasión para pedir penas mas duras y mas poder para la policía.

Situación 2:
El 26 de junio de 2002 el Movimiento de Trabajadores Desocupados, en medio de la gran crisis post-devaluatoria, organiza una protesta piquetera cortando el puente Avellaneda. La policía bonaerense inicia una represión desmedida disparando balas de goma a la multitud. El inconveniente, es que no todas eran de goma.
Maximiliano Costequi (o Kosteki, no lo tengo claro), de 25 años, cae mal herido por un disparo dentro de la estación de trenes de Avellaneda. Darío Santillán, de 21 años, va a socorrerlo. Se arrodilla al lado de él para verificar su estado y comienza a gritar que paren de tirar y pide una ambulancia. Inmediatamente aparecen en escena varios policías y entre ellos, el entonces comisario inspector Alfredo Franchiotti portando una itaka. Cuando Santillán intenta pararse para salir al patio de la estación, Franchiotti le dispara por la espalda a unos cinco metros de distancia. Mientras se desangra, Santillán es llevado arrastrado al exterior del hall por dos policías. Una vez afuera, el propio comisario Franchiotti toca su carótida para testear su pulso. Fueron trasladados al hospital Fiorito, pero llegaron muertos.
Por unos días, en el medio del revuelo no se supo quién había disparado, hasta que apareció una secuencia de fotos que publicó Clarín donde se veía claramente todo lo que relaté anteriormente. Las mismas personas que no se inmutan ante la muerte de un policía en el cumplimiento de su deber, no dudaron en bautizar a este hecho como "La masacre de Avellaneda". Es decir, un policía muerto es un hecho menor, dos piqueteros es una masacre. Supongo que tres muertos entonces ya sería un genocidio.
Fuera de estas cuestiones puramente numéricas, este hecho fue el puntapié inicial para que el entonces presidente Eduardo Duhalde llame a elecciones para abandonar el cargo cuanto antes. Las agrupaciones de izquierda hicieron cuantiosos actos en memoria de los piqueteros caídos, que hoy son recordados como héroes.Todos los años, la agrupación Anibal Verón corta el puente de Avellaneda para recordar la tragedia. Los periodistas de izquierda se solidarizan con los piqueteros. Los periodistas de derecha recalcan la violencia de los piqueteros y recuerdan el hecho al pasar, como si contaran que hubo un choque de bicicletas en una esquina.

Conclusión:
Siendo dos hechos totalmente diferentes, tienen en común que se trataron de muertes de inocentes. Es entendible una muerte en un tiroteo, pero no es aceptable que alguien armado asesine a sangre fría a otro que no tiene con qué defenderse o que al menos, ni siquiera atinó a hacerlo. La conclusión que saco, es que a nadie le importó esto. No importa para esta gente que se asesine sin motivos a alguien. Lo que importa es quién es el asesino y quién es el asesinado. De acuerdo a la simpatía que le tenga al muerto, me lamento o me hago el boludo. Básicamente en esto, la derecha y la izquierda piensan igual.


Libertad, Libertad, Libertad
Situación 1:
En la década del ’70 América latina se había poblado de numerosos grupos guerrilleros y terroristas de ideologías, en general, marxistas. En Argentina grupos como MTP o Montoneros se adjudicaban decenas de actos de violencia, bombas, secuestros y asesinatos. El mas conocido de los montoneros, el secuestro y asesinato del ex-dictador Pedro Eugenio Aramburu. En Estados Unidos, mientras tanto, se graduaban en la “Escuela de las Américas” los futuros dictadores del continente. Esta institución enseñaba a los militares la forma de combatir agrupaciones de izquierda tanto paramilitares como sociales. De aquí egresaron militares ilustres como Galtieri, Viola, Noriega y Pinochet, entre otros.
El gobierno de Perón se había desentendido de los grupos violentos de izquierda del movimiento y le dio poder a los grupos violentos de derecha manejados desde las sombras por el “brujo” José Lopez Rega. Muerto el general, heredamos su último legado: que una mujer salida de un cabaret sin la menor formación asuma la presidencia de la nación. Esto afianzó más el poder de la “Alianza Anticomunista Argentina” conocida entre los amigos como “la triple A”. El país se convirtió en un campo de batalla y los militares, que perdían hombres día tras día en los atentados guerrilleros, le dieron el ultimatum a Isabel.
El 24 de marzo de 1976 los egresados de la escuelita tomaron el poder y dieron inicio al “Proceso de Reoganización Nacional”. Era una fase más de la “Operación Cóndor” que incluía golpes de estado en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay. La idea era que todas esas dictaduras del continente cooperaran entre sí como si fueran una asociación clandestina que impone el terrorismo de estado para combatir el terrorismo de izquierda.
La dictadura argentina duró 2818 días. En ese tiempo se estima –según datos de la CONADEP- que eliminaron a aproximadamente 30.000 personas. Se suprimieron los derechos civiles. Secuestraban y torturaban a cualquiera para obtener información solamente por figurar en una agenda. Se perdió una guerra con consecuencias que aún pagamos y casi entramos en otra con Chile. Se destruyó la industria y la deuda externa del estado pasó de dos mil millones a cuarenta y cinco mil millones de dólares. Aumentó la pobreza en forma alarmante. Las consecuencias sociales dejaron huellas que se van a sentir varias décadas después. Desde 1930, con el golpe de Uriburu a Yrigoyen, el ejército argentino una y otra vez se sintió con el derecho de tomar el poder para “salvarnos” del desastre. Esta dictadura fue tán mala que no dejó lugar a que ni siquiera los mismos militares vuelvan a pensar seriamente en hacer algo así.
Ya retornada la democracia, los grupos de izquierda se encargaron de agitar el juicio a los militares (hecho inédito en la historia del continente). Inculcaron la frase “treinta mil desaparecidos” casi como un slogan publicitario. Hicieron todo tipo de marchas, actos y conmemoraciones a los desaparecidos. Agitaron hasta donde pudieron el sentimiento de odio hacia el ejército y la policía. No dicen absolutamente nada de los guerrilleros de izquierda y de hecho, no hablan de la gente a la que mataron ni de la cantidad. Inclusive en muchos casos, reivindican la guerrilla y quienes la mencionan hablan de los guerrilleros como heroes.
La derecha asegura que la dictadura era necesaria debido a que el país estaba asolado por varios grupos guerrilleros sin control. Que no desaparecieron treinta mil personas y que no llegan ni a seis mil. Inclusive hay quienes dicen que hay registros donde no llegan ni a trescientos. Dicen que la dictadura, en realidad, fue una guerra contra los ejércitos marxistas que querían tomar el poder. Este concepto es bastante discutible, porque que en su momento se les prohibía a los propios soldados decir que eso era una guerra ya que si así fuera, se debía respetar el tratado de Versalles y no podrían haber hecho todas las barbaridades que hicieron. Además, todas las agrupaciones terroristas estaban desbaratadas en menos de dos años, no había motivo entonces para que los militares se queden cinco años más en el poder.

Situación 2:
En la pequeña isla caribeña llamada Cuba gobernaba el presidente constitucional Carlos Prío Socarrás. El 10 de marzo de 1952 el general Fulgencio Batista dio el golpe de estado y derrocó a Socarrás. La dictadura de Batista duró hasta 1954, donde llamó a elecciones y él mismo ganó prometiendo terminar con la corrupción, cosa que no sólo no hizo, sino que empeoró.
Tan escandaloso era el nivel de corrupción que todos los sectores partidarios, sindicalistas y empresariales se le volvieron en contra. El propio gobierno de Estados Unidos, que era el que lo sostenía, le cortó el suministro de armas. En un clima revolucionario cada vez mas álgido, entre 1953 y 1958 la guerrilla liderada por el "Che" Guevara y los hermanos Fidel y Raúl Castro hicieron distintas acciones desestabilizadoras hasta que por fin, el 1 de enero de 1959 derrocaron a Batista.
El principal sostén de la revolución era la Unión Soviética, que veía con muy buenos ojos la formación de un estado comunista en este continente, mientras que Estados Unidos hacía planes para derribarlo cuanto antes.
El gobierno revolucionario instauró las políticas de todo estado comunista que se precie. Todo opositor fue encarcelado y torturado, los medios de comunicación pasaron a estar bajo el control del gobierno. Los cubanos ya no podían irse de la isla y de hecho, hasta el día de hoy no tienen mucha noción de lo que pasa en el mundo exterior, salvo lo que el gobierno les deja enterarse o lo que los turistas les cuentan, cuando la policía los deja acercarse. Miles de cubanos murieron tratando de escaparse de la isla en embarcaciones precarias huyendo hacia la costa norteamericana. La opresión del estado es absoluta, no hay oposición formal, no hay elecciones, ni siquiera el acceso a internet es total como en cualquier otro lado porque podría utilizarse como un medio de comunicación muy mal visto por el gobierno. La única oposición se encuentra en Estados Unidos y está formada por la gente que logró escapar de la isla.
A partir de la asunción del gobierno revolucionario, Estados Unidos comenzó a tomar medidas de aislamiento económico sobre la isla. En 1962 Kennedy formalizó el bloqueo comercial definitivo que dura hasta nuestros días. A Fidel Castro no le importó sus consecuencias, cuando él mismo era el motivo de esa medida. Al caer la Unión Soviética en 1991, la isla perdió su principal sostén económico y quedó librada a su suerte. Hoy Cuba tiene un atraso extraordinario, escasea todo y viven prácticamente del turismo. Curiosamente, utilizando políticas contrarias al socialismo que pregonan, como tener una moneda paralela para los turistas que está 1 a 1 con el euro mientras que los cubanos tienen su propia moneda que no vale nada. Los cubanos se jactan de que en el mundo hay gente que muere de hambre, pero ninguno es cubano. Sin embargo, la Cuba comunista, socialista e igualitaria, tiene zonas exclusivas para extranjeros millonarios que decidieron casarse con cubanos y vivir ahí. Esa gente, obviamente, tiene vía libre para salir y entrar a la isla cuantas veces quiera.
La gente de izquierda ve a Cuba como un ícono de la historia. Le echan la culpa de todos los males de la isla al bloqueo comercial y niegan de todas las formas posibles el hecho irrefutable de que es una dictadura terrible que lleva casi cincuenta años. Mientras que hablan las peores pestes de los dictadores argentinos, mencionan con orgullo a Fidel Castro como "El comandante". Cuando no tienen forma de negar que Castro es un tirano, cambian de tema y hablan de las políticas sociales, de la medicina, etc. como si eso fuera un gran justificativo para un gobierno así. Jamás hablan de la gente que el gobierno cubano asesinó, ni de cantidades, ni de las torturas ni nada por el estilo. Exaltan los derechos humanos siempre, menos cuando se habla de Cuba.
La derecha carga contra Fidel Castro como si fuera el peor dictador en la historia de la humanidad. Recalcan el hambre que pasan los cubanos, sin hacer mención directa al bloqueo. Señalan y condenan las faltas de libertades en la isla. Hacen todo tipo de conjeturas acerca de la muerte de Castro, sobre todo en estos últimos tiempos debido a sus problemas de salud. Con seguridad, el día de su muerte, muchos van a festejar.

Conclusión:
Es bastante confuso el concepto de libertad y de derechos. La gente de izquierda se indigna frente a los "fachos" y dictaduras como las que tuvimos acá, pero es indulgente y complaciente con la dictadura socialista de Fidel Castro. La gente de derecha desea la muerte del dictador cubano, pero minimiza la dictadura local y la justifica argumentando que se trató de una supuesta "guerra".
Siempre se puede justificar cualquier barbaridad, siempre se puede tapar lo que no conviene y exhibir lo contrario. Se puede decir que la dictadura argentina obró así porque aparentemente vivimos esos siete años y medio de batalla en batalla contra la amenaza del comunismo y está todo bien. Se puede decir que Fidel Castro tiene que hacer lo que hace porque Estados Unidos es peor y está todo bien. Pero una dictadura es una dictadura. Una tiranía es una tiranía. No importa quién y por qué la haga, está mal y punto.
Si alguien considera que una dictadura es buena porque responde a su signo ideológico y es repudiable porque es contraria, es un hipócrita y un idiota. Y son muchos. Para ellos no importa que un presidente sea democrático o tirano, solamente importa que haya leído el mismo librito que uno. En este punto también la izquierda y la derecha piensan igual.

Para Terminar
No escribí esto con la idea de hacer un texto demasiado largo cargado de información, pero es justo explicar ciertas cosas de la forma mas completa posible para poder elaborar una conclusión que no suene a parcial. Si algo nos hizo mucho daño y nos engordó los cementerios, fueron las ideologías y sus vaivenes. Espero que algún día la gente piense por sí misma y no deje esa tarea en manos de otros porque simplemente escribieron algún libro con ideas que les cayeron simpáticas.

Hasta la próxima