martes, 25 de diciembre de 2007

Verano Predecible

El 21 de diciembre -según el calendario gregoriano- arranca el verano. Es la etapa de tres meses en la cuál el hemisferio sur del planeta se encuentra mas cerca del sol. Calor y más calor. Pero a diferencia de las otras tres estaciones, el verano tiene una liturgia sobrecargada que lo convierten en el trimestre mas predecible de todo el año. Por supuesto, la predictibilidad varía de acuerdo a la cultura del lugar geográfico que se mire. En Argentina puedo asegurar que año tras año se suceden los mismos acontecimientos -alterados obviamente por modas y tendencias de cada época- y digámoslo abiertamente... es la estación mas ignorante de todas. Ninguna otra fomenta la superficialidad y la frivolidad como esta. También el verano es muy esperado por mucha gente, porque es sinónimo de descanso, joda y movimiento turístico/monetario. De hecho, hay gente que vive todo el año de lo que gana en el verano.

El día exacto en el que arranca la estación, Crónica TV nos anuncia con bombos y platillos que... "¡¡ESTALLÓ EL VERANO!!". Acto seguido, nos anuncia que restan noventa días para el inicio del otoño. ¡Eso es un noticiero, carajo!

La gente, luego de sufrir un calor espantoso ya desde hace tiempo, sigue comentando la temperatura como si fuera algo novedoso y sorprendente. Las minas empiezan a salir más en bolas y pareciera que de repente, están todas buenas.

Las Fiestas
Apenitas arrancado el verano, entramos en esa semana trágica llamada "las fiestas". La gente solitaria se deprime y piensa en el suicidio. Los matrimonios y similares entran en un tira y afloje acerca de dónde pasan navidad y dónde año nuevo. Empiezan las complicaciones porque hay peleas internas en la familia.

- Si vamos a lo de mamá, que no venga mi primo porque no lo quiero ni ver después de haberme cagado guita con el asunto de la venta del auto.
- Entonces vamos a lo de tu vieja en navidad y que tu primo vaya en fin de año. Llamala y decile.

Llama por teléfono a la madre:
- Hola, ¿mamá? Habla tu hijo preferido. Oíme, vos sabés que con el rafa no me llevo bien. ¿Qué te parece si nosotros vamos en navidad y él en año nuevo?
- El ya me dijo que viene en navidad... a mí no me gusta verlos peleados. Cuando los vi discutir tuve un pico de presión.
- Qué macana... ya arreglamos con mis suegos que íbamos a ir allá en año nuevo.
- Está bien... andá... olvidate de tu madre... algún día no me vas a tener mas...
- Pero mamá... ¡no seas fatalista!
- No te preocupes por tu madre... menos mal que tengo un sobrino como el rafa... (corta)

- Mamá se puso mal, ahora no sé qué hacer... deberíamos pasar fin de año con ella.
- ¡Ah no! Ya arreglamos con mis viejos... van a hacer lechón para treinta personas y yo les dije que llevaba el ananá fizz, no vamos a complicar todo por la rompebolas de tu vieja.
- ¡No hables así de mamá, la puta que te parió!
- ¡Me tenés harta, quiero el divorcio!

En fin, otra familia destruída por las malditas fiestas. Pero las que sobreviven a esta verdadera prueba tienen que pasar estoicamente un supuesto festejo de algo que a nadie le importa. ¿Por qué carajo brinda la gente en nochebuena? ¿Por Jesús? ¿Por Papá Noel? No todos saben para qué están ahí, pero hay que seguir la tradición como sea. El asunto es brindar a las doce y decir ¡Felicidadeeeeeeeeees!.

La televisión nos bombardea con publicidad navideña que además de reiterativa, es absolutamente ridícula. Uno está frente al televisor una tarde con 34 grados de sensación térmica observando una publicidad de coca cola donde los niños hacen un muñeco de nieve y aparece un gordo pelotudo vestido de Santa Claus con un abrigo rojo como para ir a la Antártida y todos ríen a su alrededor. Vos lo mirás y te da más calor. Cambiás de canal y suena un villancico. Nada tiene que ver con nosotros, no es más que pura invasión cultural que uno absorbe sin entender por qué.

Les mentimos a los niños diciéndoles que va a venir Papá Noel a traerles regalos, que en Estados Unidos es Santa Claus y en Chile es el Viejito Pascuero. Curioso, porque es pascuero pero viene en navidad en lugar de venir en pascuas. Les decimos que sale el 24 a la noche, entra en las chimeneas de las casas y les deja regalos a cientos de millones de niños alrededor del mundo y lo hace todo en una sola noche. Encima, los carga en un trineo de mierda que vuela y es empujado por seis renos. La imágen del gordo entrando a la chimenea no tuvo ninguna adaptación a un edificio en una ciudad. ¿Por dónde carajo entra en el departamento del 5to. H? ¿Cómo lleva tantos regalos en una bolsa? ¿Toma merca?

Todo el mundo, al igual que en el día del amigo, manda e-mails con tarjetas electrónicas y saludos que evidentemente fueron copiados y pegados. Los mismos cuatro o cinco powerpoints se multiplican en la red y de hecho, yo recibí uno de un árbol de navidad armado con palabras no menos de cuatro veces. Los deseos en las fiestas son totalmente desmedidos. "Que todos tus sueños se hagan realidad" ¿Ah, si? ¿Inclusive voltearme a tu hermana? Es como si la realidad estuviera guionada al igual que una obra de teatro. Las personas van a comprar a un lugar o se saludan por la calle y dicen "felicidades". La gente se desea "mucha prosperidad". ¿Prosperidad? ¿En qué otro momento del año usan esa palabra?

La familia se reúne alrededor de la mesa navideña. La comida está atiborrada de calorías en el peor momento del año para consumirlas. Nueces, almendras, castañas, avellanas y hasta el mismo pan dulce son comidas claramente invernales. Nosotros, que somos capaces de solucionar una falla en un taxi espacial en pleno vuelo con una pinza pico de loro y un puntero láser, nos podemos adaptar tranquilamente a todas las tradiciones del hemisferio norte (donde hace un frío de cagarse) y seguirlas al pie de la letra.

Las mesas donde se junta mucha gente suelen estar compuestas por parientes que solamente se ven en esas reuniones y no saben un carajo unos de los otros. No es lugar para ponerse a inventar lazos que nunca existieron, así que lo mejor es pasarse la noche hablando del clima, de las noticias o de la vida de otros parientes que no están presentes. Luego todos volverán a su casa con la silenciosa pero implícita promesa de volver a verse cuando otro pariente haga otra reunión donde los invite o en la gran reunión familiar que suele encarnar un velorio.

Llegan las doce y empieza fuerte la pirotecnia. Los gerontes de la mesa repiten año tras año alguna frase del tipo "qué manera de tirar cohetes" casi con asombro, como si fuera una novedad. El "adulto responsable" sale a tirar petardos con los niños de la familia y vuelve con un dedo menos a causa de una bomba de estruendo que misteriosamente le explotó en la mano. Los adolescentes, que se pasaron toda la noche mandando mensajes por el celular, se ponen impacientes esperando el momento para huír. A la abuela, que tiene todo tipo de restricciones alimentarias impuestas por el médico, le dan vía libre para comer y chupar, porque total... "es nochebuena, déjense de joder". Al otro día, están internando a la vieja.

La celebración de fin de año, más allá de todo esto, es mas acorde a mis gustos. Mas pagana. Menos mentiras y boludeces, simplemente festejar el inicio de un nuevo año. Nada de religión empañando la alegría de alguien que podría querer empezar el año mamado y enfiestado con dos trolas.

Las vacaciones
Por algún motivo que aún desconozco, al 70% de los argentinos (que trabajan) le dan vacaciones durante el mes de enero. Los cambios de quincena son espantosos. Cualquier lugar por más inmundo que sea se llena de gente queriendo escapar de su lugar de origen. En los lugares mas top te cuesta medio salario el alquiler de una bicicleta por una hora y por tomar una cerveza te cobran lo que habitualmente te cobrarían por un almuerzo para dos en una parrilla. En los lugares mas populares las playas se atiborra de gente y se dividen entre los que compiten por hacer alarde de su graserío con los que pretenden ser top en un lugar que evidentemente no lo es.
La playa se convierte en un campo de concentración donde se compite palmo a palmo por cada centímetro de arena disponible y encontrar la tranquilidad rodeado de familias con niños que revolotean y desparraman arena sobre uno es absolutamente imposible.

Las familias numerosas hacen la rutina de levantarse temprano, juntar las sombrillas, bolsos, heladera, cosas para los chicos, lonas, toallas, comida y se van temprano a la playa para conseguir lugar. Llegan mas temprano que lo que llegan habitualmente al trabajo. Estacionan el auto donde pueden, que generalmente es a dos cuadras o más y emprenden el éxodo hacia la arena. Una vez que acomodaron todo el equipaje se quedan diez horas como mínimo. Almuerzan toda la comida aderezada con arena y tienen que vivir refugiados debajo de la sombrilla porque apenas hay lugar para moverse. Cuando el sol ya bajó, de vuelta a juntar todo y hacer el éxodo hasta el auto, esta vez escoltados por una multitud que decidió irse en ese mismo momento y hacer todo el camino mas lento y complicado. Al volver al auto, estarán mas cansados que en un día laboral normal. ¿Y las vacaciones cuando empiezan?.

Salís a la noche y hay cola para estacionar, cola para entrar a un restaurante, cola para entrar al cine, cola para comprar cigarrillos en un kiosko, cola para mirar una vidriera, cola para subir a un colectivo y cola para entrar a un locutorio. Todo es un eterno esperar. Claro que como uno está de vacaciones no tiene apuro y puede cenar a las dos de la mañana... ¿qué problema hay?

Las ciudades turísticas estrenan su temporada de teatro. Cuando alguien menciona al teatro, podría estar hablando de cultura, pero no. Nada mas alejado. Empiezan a proliferar obras con nombres como "Mas pinas que las gallutas", "El champán las pone mimosas" o "Mas caliente que una pava".

Las reinas de pacotilla
El interior del país se regocija con sus concursos locales eligiendo a sus reinas. La reina del río, del lago, del charco y del carnaval de no sé dónde. Reconquista elige a la reina del surubí, Río Negro a la reina del tomate, Santa Fé a la reina del algodón, Mar del Plata a la reina del mar, Chacabuco a la reina del maíz y todas quieren que las contrate Tinelli. Evangelina Carrozzo (la reina del carnaval de Gualeguaychú de 2007) es un faro que las guía hacia el estrellato. No todas correrán con esa suerte, por supuesto, no todas encontrarán alguna causa justa y mediática para exhibirse y usarla de trampolín. En Uruguay, Botnia hace rato inició sus tareas y la abanderada de la ecología está muy lejos de ahí... sobre un escenario de Sofovich. Le salió bien, hay que reconocerlo.

La televisión
De repente, la caja boba se emberreta y los programas de "espectáculos" ganan la pantalla. Todos transmiten desde la playa (¡qué original!), hacen notas sobre culos (¡qué original!) y entrevistan a chicas que toman sol boca abajo (¡qué original!). Los temas candentes son los cruces verbales prearreglados entre vedettes y todo se convierte en un entretenimiento de poca monta y una publicidad permanente sobre obras de teatro en la costa. Empiezan las notas nocturnas mostrando la "movida" y consisten en un notero a los gritos en un boliche preguntándole pelotudeces a la gente y juntándola para una toma cosa que dé la sensación de multitud.

Aparecen nuevos programas que pretenden sobrevivir al verano para ver si les dan continuidad durante el año. Mirta Legrand transmite su programa desde un hotel mientras el palurdaje, que está al reverendo pedo, se amontona en la puerta a la espera de que su estrella asome la cabeza.

Si bien todas las estaciones tienen sus tradiciones y costumbres, creo que definitivamente el verano es la que más ingredientes tradicionales tiene. Algunos la odian por el excesivo calor, otros la aman. Lo cierto, es que la gente no tiene nada que hacer y está para cualquier cosa.

¡Que tengan un muy buen 2008!